Hierba de San Juan, hipérico, hipericón, corazoncillo,
cazadiablo.
Pero en todo el mundo se le conoce como Hypericum
`perforatum.
Del griego “hypo” debajo y “ereike” brezo, o “erein”
matorral, por crecer entre brezos o matorrales; según otros autores de “hyper”
sobre y “eikón” imagen, por encima de lo imaginable, o amuleto, en alusión a su
gran reputación como planta medicinal y protectora.
Es un buen cicatrizante, pero puede producir
fotosensibilidad..
Mas adelante hablaremos de las propiedades del hipérico, que
son muchas, y de sus contraindicaciones.
Los antiguos germanos hacían culto al hipérico por la forma
y color amarillo de su inflorescencia,
semejante al sol. La tenían como portadora de luz, y la veneraban en el
solsticio de verano. Le Consagraron a
Balder, que representaba a los espíritus de la oscuridad que luchaban contra el
sol
Los asirios la llamaban “piri” y la colocaban en las puertas
como protector contra los demonios.
Y hasta mucho después se servían de él como amuleto contra
espíritus maléficos, de donde nació el nombre fuga demonum.
Sus flores amarillas al ser estrujadas liberan un pigmento
químico, la hipericina, que las tiñe de color sangre, y sirve para alimentar el
mundo de las leyendas.
Entre los católicos, ese color simboliza la sangre del
martirio de San Juan Bautista, a quien le consagran esta plata, máxime cuando
alcanza su mejor estado de floración a finales de junio, siendo la planta
Sanjuanera por excelencia.
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